Mostrando entradas con la etiqueta Escritos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Escritos. Mostrar todas las entradas

miércoles, 26 de febrero de 2014

¿Por qué escribir?

Muchas veces uno se plantea ¿por qué escribo? y ¿le interesará a alguien ésto?

La segunda pregunta es bastante sencilla de responder: "¡A quién le importa!" Si a la gente no le gusta lo que escribes: ¿vas a dejar de escribir? A eso que responda cada uno. Pero si la respuesta es no, podrás afirmarte en lo anterior, ya que escribes lo que quieres porque tienes algo que contar y algo por lo que quieres contarlo.

La respuesta a la primera pregunta es más larga y no tan sencilla como pueda parecer. Nada tan simple como un "porque es mi pasión" o "porque me gusta que la gente lea lo que escribo".

Escribo porque es la forma en la que mejor me expreso, la forma en la que consigo decir exactamente lo que opino, pienso, siento y creo. La forma de evitar equívocos o de generarlos de forma premeditada. Al hablar hay muchas cosas que pueden crear malentendidos y que pueden impedirnos expresar lo que queremos en cada momento, o podemos no tener exactamente el don de la buena palabra oral, por eso escribo: para contar esas cosas; para crear historias que no podría transmitir de otra forma, para decir aquello que soy incapaz de expresar con palabras, para emocionar con frases que nunca saldrán de mi boca... ¿Por qué escribo? Para ser yo; para mostrar a mi yo más auténtico o más falso según quiera, pero cuando yo lo decida; para mentir o decir la verdad, pero por elección propia.

Por eso, y tú: ¿por qué escribes?

martes, 5 de febrero de 2013

CLCST. Capítulo 1

Hacía tiempo que no tenía un sueño como aquel. No eran esos sueños normales en los que todo puede pasar; eran sueños que veía con una película blanca, como si tuviera los ojos nublados. En ellos, él no era el protagonista, sino un ser inconsciente que flotaba en el aire y que era espectador de todo lo que ocurría.
Esta vez se trataba de una escena de lo más cotidiana. En un salón un tanto austero, que contenía lo mínimo para ser identificado como tal, había una chica viendo la tele. No era capaz de verle la cara. Su rostro estaba cubierto por una película blanca, por una neblina que le impedía distinguir sus rasgos. De pronto, escuchó un ruido seco y en la estancia apareció una mujer de mediana edad que se sujetaba el pecho con ambas manos. A pesar de la falta de color de la escena pudo observar que sus manos estaban manchadas por un líquido que se escurría entre sus dedos y que, como pensó, debía ser sangre. La muchacha sujetó a la mujer entre sus brazos, pudo ver su rostro desencajado por el pánico, aunque sus rasgos seguían igual de inidentificables. Otro ruido sordo y en la habitación entró un hombre que sostenía en alto un cuchillo cubierto de sangre. Pudo ver como el hombre forcejeaba con la chica, también vio como éste tropezaba y se golpeaba la cabeza contra una mesa. Vio gritar a la chica, aunque la escena, excepto por los ruidos sordos anteriores, estaba carente de sonido, quizás por esto se le heló aún más la sangre; también vio a la chica salir corriendo, y sólo por un segundo pudo ver claramente sus rasgos, unos rasgos que quedarían grabados en su subconsciente pero que el consciente no lograría recordar hasta un tiempo después, a pesar de que él lo había presenciado todo.
¡Pi, pi, pi, pi! ¡Pi, pi, pi, pi! ¡Pi, pi, pi, pi!...
El sonido del despertador se le clavó en los tímpanos impidiéndole al consciente continuar su letargo. Así, Oliver se despertó sobresaltado aún por lo que acababa de presenciar.
No era una persona común, eso lo sabía. Desde pequeño, Oliver había visto cosas que después se habían hecho realidad. Esto lo había llevado a encerrarse en sí mismo y no trazar lazos con otras personas de su alrededor. Tenía miedo de lo que veía y, a pesar de que por la sociedad era considerado un adulto, a sus veinte años, en el fondo era un niño que necesitaba ser comprendido.
Como cada jueves, Oliver acudió a la consulta del psicólogo a la que llevaba yendo desde los dieciséis años. Pedro, su psicólogo, le había dicho en contadas ocasiones que lo que él veía mientras dormía no eran más que sueños y pesadillas comunes, pero él no podía creer que todo aquello fuera sólo algo de su subconsciente, puesto que las cosas que había visto habían ocurrido en el futuro cercano más veces de las que podía recordar.
¿Qué te ocurre Oliver? Hoy estás más apagado que de costumbre.
A pesar de que llevaba quince minutos en la consulta, no había abierto la boca más que para decir buenos días.
Lo siento – respondió. – No he dormido muy bien últimamente.
¿Otra vez pesadillas?
Oliver asintió.
Si quieres puedo recetarte otra vez esos calmantes para que puedas dormir mejor…
No, – cortó Oliver rápidamente – no hace falta.
Lo cierto es que lo que los calmantes hacían era que le fuera más difícil abrir los ojos y despertarse cuando los sueños y pesadillas lo asfixiaban.
 Bueno, ¿quieres contarme el sueño de esta vez? – preguntó Pedro.
No han sido los mismos – respondió un chico un rato después de que el hombre hubiera formulado su pregunta. – El de hoy fue diferente, aunque me parece que ya lo tuve antes…
Oliver le relató a Pedro el sueño. Su cara adquiría mayor palidez a medida que hablaba y era evidente el miedo en sus ojos. Sin embargo, Pedro continuó con la misma expresión con la que había comenzado la sesión.
Oliver, no tienes que tener miedo; ya te he dicho miles de veces que no puedes ver el futuro.
Ya sé que usted no me cree, pero entonces ¡¿cómo explica lo de mi madre?!
Una desafortunada coincidencia. Tú soñaste con una estación de tren y tu madre murió, arrollada por uno, una semana después. Además, eso fue cuando tenías nueve años y el sueño me lo contaste la sexta vez que viniste, cuando ya tenías dieciséis. Es posible que tu subconsciente creara ese recuerdo para hacerte creer que podrías haber salvado a tu madre. Incluso podría haberse tratado de un sueño posterior.
“Siempre me viene con esas. No hace nada por comprenderme. Lo único que quiere es quitarme de la cabeza que puedo ver el futuro, que tengo visiones; porque en caso de que fuera verdad, él estaría aún más aterrorizado.”Eso era lo que Oliver pensaba a menudo y, la verdad era que no tenía muy claro por qué seguía acudiendo a las sesiones en la consulta, quizá por mantener lo único que había sido constante en su vida en los últimos años.
A decir verdad, después de soñar con la muerte de su madre en la estación, fue corriendo a decírselo a su padre, pero éste le dijo que sólo había sido una pesadilla. Tras la muerte de su madre, su padre cayó en una depresión y siempre estaba bebiendo. El olor a alcohol parecía rezumar por los poros de su cuerpo y no había quien sacara la peste de las habitaciones de la casa. Con dieciséis años Oliver fue llevado a un centro de acogida, después de que a su padre le quitaran la custodia por una de las palizas que le dio. El motivo de esta, la única que podría haber estado un poco fundamentada, había sido que Oliver le hubiera reprochado ignorarle cuando le había hablado de su sueño. A causa de los golpes que recibió quedó muy magullado y algunas de las cicatrices todavía adornaban partes de su cuerpo, a modo de un macabro recuerdo, un recuerdo imborrable.
Ahora era casi un chico normal. Trabajaba como obrero en la ciudad y, salvo porque le costaba relacionarse con sus compañeros, era bastante bueno en su trabajo. Tenía mucha experiencia en algunos campos de la vida y en otros cero, por lo menos en lo que a tratar con humanos normales se refería.
Cuando dejó la consulta de Pedro, bien entrada la mañana, decidió dar una vuelta por el parque hasta la hora de inicio de su jornada de trabajo. No le apetecía ir al apartamento que compartía con dos chicos más; uno, un otaku que estaba todo el día en su habitación con el ordenador y los mangas y el otro, un obseso de los coches que no solía estar mucho en casa, puesto que pasaba todo el tiempo que podía en el taller de su tío. Lo cierto era que casi nunca, por no decir nunca, habían tenido una conversación demasiado larga. Compartían apartamento por las ventajas del alquiler, pero por lo demás, cada uno se ocupaba de sus cosas: ordenar lo que desordenaba y limpiar lo que ensuciaba. No es sano imaginar cómo estaría el apartamento entonces.

Cada loco con su tema (CLCST). Prólogo

Cada ser humano es especial.
Cada persona es un mundo.
Cada vida tiene un pasado.
Tras cada rostro hay una historia.
Sin embargo, no todos son capaces de llegar a apreciar cada una de estas verdades.
No todo el mundo puede aceptar los errores de otros.
No todo el mundo puede querer a la gente tal y como es.
Esta es la historia de varias vidas.
Esta es la historia que demuestra que, pase lo que pase siempre podrás encontrar gente que te acepte, que te quiera y que te apoye.
Esta es la historia que dice que, por más solo que creas estar, siempre habrá alguien para ti.

jueves, 10 de enero de 2013

Había...


Había dolor en sus ojos
pero no lágrimas.
Sus labios no se movían
pero lo decían todo.
A pesar de sus oídos
ya no me escuchaba.
Todo lo que había sido
estaba ahí,
pero a la vez ya no estaba.

Su sombra sigue sus pasos...
Los pasos de un caminar
sin rumbo, hacia ningún lugar.
Sigue los pasos que conducen a todo
y a nada a la vez.
A la vez existe y a la vez desapareció.
Lo que yo veía ya se desvaneció
pero mis ojos siguen encontrándola.

El recuerdo de ojos
sin lágrimas.
El recuerdo de palabras
sin sonido.
El recuerdo de mi voz
siendo ignorada.
¿Qué me dejas quedarme de ti
ahora que no estás?

Un recuerdo
y nada más.

El lugar

Existen personas que parece que desde siempre han pertenecido a un sitio, han tenido un lugar para ellos. Sin embargo hay otras que por más que buscan no logran hallar ese rincón, ese hueco, ese remanso de paz: su lugar entre la gente.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Adiós

Con la mejor intención te escribo hoy.
Ya hace tiempo desde el adiós.
Todo sigue igual aquí, tal como antes.
Y ¿qué tal tú?
¿Qué tal el nuevo lugar al que te mudaste?
¿Distinto? ¿Diferente? ¿Raro? ¿Sorprendente?

Yo sigo aquí, cantando una canción,
que escribiste tú ayer,
y hoy suena en las estrellas.

Pero aún así,
siguen cayendo lágrimas de dolor, tristeza y resentimiento.
La promesa era compartir los momentos,
no abandonar este universo,
no convertirte en silencio.

Tarde ya,
para cumplir el juramento,
para volver en el tiempo,
para cambiar aquel suceso...

Por eso sólo pido...
mira mi futuro,
hasta que nos encontremos,
hasta que nos veamos de nuevo...

Tiempo

El tiempo se detuvo, lloró
y volvió a ponerse en marcha.
Sufre por continuar andando,
pues no ve el final del camino
y sigue avanzando
dejando tras de sí,
regueros de tiempo perdido,
que mana de sus heridas,
que va marcando su senda,
que deja huella de su paso
por un mundo que no comprende,
por un lugar, según que veces,
inexistente...

De alguien que te quiere


“Da igual cuanto pienses en el futuro.
A pesar de todo nadie puede ver la verdad de lo que vendrá.
¿Qué es esto? ¿Un vacío?
Algo que bloquea mi corazón.
Un error que continúo repitiendo.

Es bueno ir paso a paso, no sueltes mi mano.
Porque aún perduran los días que juntos vivimos.
Aunque estemos agotados antes de caer rendidos,
aquel tiempo, aquel lugar, nuestro vínculo existirá, permanecerá.”

Ahora ya no estás, finalmente te has ido. Y a los que quedamos nos dejas tu recuerdo y tus enseñanzas. Llevaré siempre en mi memoria unas de las últimas palabras que me dijiste, casi como si quisieras darme la clave de la vida y el modo de recorrer el camino:
“La vida es un tango y hay que saber bailarlo”
“Pero es muy complicado” dije yo.
“Es complicado, pero hay que intentarlo”. Esa fue tu respuesta.

Quiero seguir viviendo, manteniéndote vivo en mi memoria, pues en mi corazón siempre serás alguien importante a quien quiero mucho.
Quiero que desde donde te encuentres me veas vivir y caminar por la luz, y si algún día caigo en la oscuridad, que tu recuerdo y tus palabras me iluminen y me muestren de nuevo el camino. Sin ti yo no estaría aquí; sin tu existencia yo no viviría. Eres mi pasado ahora, pero fuiste mi presente y futuro mucho tiempo. 

Por todos estos años: gracias; y espero que en esta o en otra vida nos volvamos a encontrar.
Aunque no sea buena bailando daré el mejor de mis esfuerzos para que puedas estar orgulloso. De alguien que te quiso, te quiere y te querrá por mucho tiempo que pase.

martes, 11 de septiembre de 2012

Érase una vez un huevo


Erase una vez un huevo, un huevo que vivía entre otros huevos.
Después de que sus hermanos se hubieran marchado se quedó solo, pues no quería abrirse. Prefería seguir allí dentro que salir al mundo de fuera.
Los días iban pasando pero él no cambiaba de opinión.
“Si puedo vivir confortablemente aquí, ¿para qué salir?”
Las estaciones se sucedían.
“Aquí dentro no siento frío, ni viento, ni calor; siempre estoy bien, ¿para qué salir?”
Continuaba pasando el tiempo.
“Los que están fuera conocen gente, pero por esa gente a veces están tristes. Yo aquí no estoy triste, nadie puede hacerme daño, ¿para qué salir?”
“Aquí no me aburro aunque esté solo, ¿para qué salir?”
“Dicen que si no sientes es que no estás vivo, pero yo estoy vivo a mi manera, ¿para qué salir?”
Seguía haciéndose estas preguntas, hasta que un día las preguntas cambiaron.
“Pero, ¿qué hay fuera?”
“¿Habrá alguien esperándome?”
“¿Cómo es lo que me rodea? ¿Hay cosas bonitas? ¿Hay cosas feas?”
“¿Sería feliz si conociera más gente como yo?”
Hasta que llegaron a un punto en el que…
“¿Vivir aquí solo metido realmente me hace feliz?”
“¿Realmente estoy viviendo?”
“¿Quién soy yo?”
“¿Cómo soy?”
“No lo sé.”
“No conozco nada del mundo.”
“Tampoco me conozco a mí mismo.”
“Entonces ¿debo seguir aquí, así encerrado y sin saber nada de cómo es todo lo que me rodea?”
“Pero tengo miedo.”
“Si salgo pueden hacerme daño.”
“Hay muchas personas malas en el mundo.”
“Pero también hay buenas personas.”
“Pero no sé si voy a ser feliz.”
“Pero si no lo intento no sé si lo conseguiré.”
“Pero si salgo ya no podré volver.”
“Pero, pero…”
Todo eran peros, aunque lo cierto es que tenía miedo, miedo de no encontrar su sitio en el mundo, y cuanto más pensaba más miedo tenía. Sin embargo quería decidirse pronto, sus ansias de contemplar el mundo de fuera aumentaban.
“Quiero salir.”
“Y ¿qué haré cuando esté fuera?”
“No lo sé, pero me da igual.”
“¡Quiero salir!”
“¿Para qué?”
“Para vivir.”
El huevo comienza a romperse y por fin se abre al mundo, y de su interior sale, pero…
“¡Pío!”
Pensar está bien, pero si sólo hacemos eso nos olvidaremos de vivir, del hoy y del ahora.
Aunque dar el primer paso es difícil, si lo haces el futuro se pondrá en marcha; y serás tú el que andes por el camino de tu vida, acertando y equivocándote.
Que nunca sea demasiado tarde.
Incluso al final la vida puede cambiar, porque el mundo sigue girando y aún estás vivo.



Y este es el corto para el que fue creada la historia. Espero que os guste^^

Banda sonora de drama


Muchas veces las escenas tristes y dramáticas de las películas que vemos nos parecen emotivas, sin embargo una vez vividas en la vida real, contemplamos la verdad. La tristeza humana y sus manifestaciones no van acompañadas de una banda sonora que haga para otros el momento mágico. Al ver algo así en televisión, nosotros disfrutamos de una escena de la ficción o semi-realidad, nos emocionamos, sin embargo fuera de la pantalla el dolor y las lágrimas están solos, sólo se escucha el llanto y lo único que nos consuela son las voces y actos de nuestros seres queridos.

Otro yo



Hay veces en las que me sorprendo a mí mismo. Me considero una persona bastante cortada y tímida en ciertos sentidos; sin embargo cuando algo no me parece bien, cuando algo me parece injusto es como si otro yo tomara el control, un yo al que no le tiembla la voz al decir lo que piensa, un yo al que el resto de la gente no le gustaría tener en contra, pues no se calla lo que piensa y es duro con sus palabras y juicios.

jueves, 31 de mayo de 2012

Orgullo otaku


Hace poco vi un vídeo en YouTube, que se titulaba "Antena 3 insulta a los otakus" (http://www.youtube.com/watch?v=mD122vnOQ6A). En él, aunque un tanto encubierto, se aprecia un tono de menosprecio hacia los otakus. Poco tiempo después encontré otros vídeos más que hacían algo parecido, pero esos podéis buscarlos vosotros si os interesan.

Por tanto, el tema del que me interesa hablar es acerca de esto. Esos reportajes que lo que hacen es dar la vuelta a las preguntas que hacen y al final dejar al entrevistado como un rarito e incomprendido que merece nuestra lástima porque no es como todo el mundo.

Para empezar, siempre he pensado que nuestra sociedad tiene muchas cosas mal, una de ellas es despreciar, señalar, maltratar (en ocasiones) a las minorías, sean del tipo que sean. En este caso a los otakus. Hablo de minoría, porque, por ejemplo, en un pueblo pequeño, para que un otaku encuentre a otro puede pasar mucho tiempo, muchas veces es más fácil cuanto más mayor se hace uno, pues tiene más medios; por otro lado, en una gran ciudad es más fácil pues la tendencia está más extendida a pesar de seguir siendo una minoría.

En el reportaje dicen que incluso cuando hablan en español no les entienden, eso se debe a que usan términos con los que ellos no están familiarizados (títulos de series, nombres de personajes, ataques, palabras como cosplay,...), pero eso no sucede sólo con los otakus y los frikis, pues si un médico, un científico, un informático,... se pone a hablar en su jerga es posible que más de uno se quede atrás y se pierda, y eso se debe al desconocimiento en ese campo, no tiene nada que ver con el idioma, sólo demuestra lo ignorantes que somos los seres humanos en determinados campos y ojo no digo que haya que ser un especialista en todo.

Lo que creo yo es que el término friki al final acaban usándolo para denominar a unos cuantos grupos cuyos miembros son más difíciles de encontrar, a pesar de que poco a poco vayan aumentando. Se llama friki a un aficionado a Star Wars, se llama friki a un aficionado al anime, manga, cosplay, se llama friki a un forofo de los videojuegos de rol o juegos de cartas, se llama friki a un amante de la cultura de otro país,... Pero no se llama friki a alguien que se sabe las alineaciones de fútbol de todos los equipos, a alguien que se pasa horas jugando al Fifa con la Play Station, a alguien que conoce todas las marcas de ropa habidas y por haber, a alguien para el que saberse la vida de todos los famosos es su estilo de vida,... a esos no se les llama frikis, a mí me resulta irónico. Un friki es una persona obsesionada con uno o varios temas, pero en nuestra sociedad se señala como ello a unos, y a otros como su "frikismo" es más convencional y extendido se les considera normales. Perdón a los frikis que se sientan ofendidos por ser comparados con personas así, pero mi teoría es que todos tenemos alguna afición que nos obsesiona, lo que finalmente nos acaba convirtiendo en frikis de algo, luego el caso es que seamos aceptados o no por la sociedad, que nos permita seguir considerándonos normales a pesar de nuestros gustos o no, porque al fin y al cabo lo normal no existe, somos nosotros los que creamos ese concepto.

A lo que iba, un ejemplo de lo que estoy hablando:
En esta sociedad hipócrita en la que vivimos, si hipócrita, si alguien hace cosplay de un personaje que lleva unos pantalones con tachuelas, por ejemplo, la gente que lo vea lo señalará, dirá que es raro, se reirá,... Sin embargo si a un diseñador se el ocurre crear unos pantalones parecidos que se acaban vendiendo en un montón de tiendas, ese mismo pantalón, que la gente señalaba y del que se reían, pasará  a ponerse de moda y será usado por muchísimas personas, siendo raro el que no lo lleve. A eso me refiero con lo de sociedad hipócrita.

Era lo mismo que pasaba cuando decías que te gustaban el manga y el anime, tus compañeros te señalaban, pero lo más patético es que no tenían ni idea de que era eso que te gustaba, porque cuando llegaban a casa eran ellos los que se ponían a ver los dibujos en la tele, esos por los cuales te habían señalado antes.

Podría seguir despotricando aquí sobre muchos tipos de persona, pero lo único que digo es que muchas veces antes de señalar a alguien deberíamos mirarnos en el espejo y ver que sabemos acerca de lo que nos están hablando, porque de lo contrario no sólo seremos ignorantes, sino que nuestra ignorancia no tendrá cura.

Yo, aquí presente y a mucha honra, me declaro otaku, y eso no es algo que cualquiera pueda cambiar, te lo podrán hacer más fácil o más difícil pero sólo depende de uno mismo seguir sus gustos e ideales o dejarse moldear por una sociedad ignorante que no sabe lo que quiere.

viernes, 25 de mayo de 2012

A pesar dos cambios


Relato por el que recibí el tercer premio del concurso Ciencia que conta.
 
Fai quince anos daquilo, e tardei en ter claro se fora bo ou malo, e sego sen saber se é ético ou non.
Hoxe en día, a existencia de órganos artificiais facilita a vida da humanidade. Aínda que… non se logrou desenvolver un corpo completo, como moito algún aparato coma o dixestivo. As epidemias, que hai décadas farían desaparecer do mapa a miles de persoas, hoxe non son un problema, mais si que sufrimos certas enfermidades.
Nas cidades, en todo o mundo, a pesar diso, a luz e a vida que se ve é gris. Non en sentido literal, mais si, no ánimo das xentes. É coma se a vida, ao prolongarse por estes órganos que non se esgotan, perdese parte do seu valor e do seu carácter efémero.
Dicía que, a pesar da tecnoloxía, non se lograra desenvolver un corpo completo e funcional, polo que en caso de certas enfermidades ou problemas físicos determinados e complexos se recorre ao que comunmente é coñecido coma: “Transplante de cerebro”.
O proceso é complicado, mais a explicación é relativamente sinxela: consiste en traspasar o cerebro dunha persoa enferma a un corpo dun individuo con morte cerebral; así prolóngase a vida desa mente nese corpo san.
E… eu fun o primeiro deses transplantados, hai quince anos, cando era un adolescente de dezasete.
20 de abril de 2XXX
“Estou preparado para entrar no quirófano… Cando saia o meu corpo non será o mesmo, pero a cambio estarei completamente san. Se é que saio, claro.
As portas péchanse, e unha luz moi intensa impídeme ver á xente que hai ao meu redor. Finalmente sinto o efecto da anestesia cando as miñas pálpebras se pechan paseniñamente.
<<O doutor dicía que as posibilidades da miña supervivencia non eran moito máis altas ca as da miña morte, mais que… nos últimos anos avanzárase moito neste campo, e xustamente existía un corpo coas características óptimas para realizar o transplante. Se a intervención saía ben sería bo para min e para a ciencia; se saía mal sería malo para min e un caso máis no arquivo dos científicos.>>
Abro os ollos lentamente, aínda estou algo durmido. Miro ao meu redor e vexo claramente a cara da miña nai.
-         Raúl? Son mamá – parece contenta, a operación debeu saír ben.
Podo ver as bágoas nos seus ollos, podo velas a pesar de que non levo lentes; ao parecer xa non son miope.
-         Ola fillo – é meu pai quen fala. Noto a estrañeza nos seus ollos.
Cando me mostran a miña nova cara, son eu o que queda estrañado, son dous anos maior, e as miñas faccións non se parecen en nada ás de antes. Xa non teño o nariz de papá e os ollos de mamá. Síntome estraño. A pesar da saúde do meu corpo non son eu mesmo. Dixéranme que de saír ben a operación esta era unha posibilidade, pero que me afaría.”
Unha parte do proxecto consistía na reinserción social. Meus pais e mais eu tiñamos que marchar a outra cidade, mais eu negueime. Tiña amigos, familia, por que tiñamos que abandonalo todo?
Pero as cousas non foron como eu pensara. Moita xente que me coñecía mirábame coma se fose un bicho raro e comezaron a evitarme, salvo un ou dous amigos. Falando con eles dixéronme que quizais o mellor para min fose cambiar de cidade, comezar de cero,… porque segundo dixeron a xente aínda ten moitos prexuízos, o que crea unha sociedade moi pechada.
Isto foi moi doloroso para min, pero foi a única solución, xa que os veciños comezaran a facer preguntas, e as mentiras sucedíanse. Non falaran de min nos medios de comunicación, mais no ámbito científico todos sabían da miña existencia. Finalmente marchamos a outra cidade, moi lonxe da miña e da do meu novo corpo, xa que no caso de que alguén me recoñecese, que acontecería? A operación non fora ilegal, mais a xente non a vería coma algo normal, polo que o proceso era levado a cabo en rigoroso segredo. Segredo que eu abandonara ao volver á miña casa. Agora tocábame emendar o meu erro.
Na nova cidade adapteime ao meu novo corpo, mais comecei a facerme preguntas: Fora bo o resultado da operación? A nivel de saúde si, mais… Podía seguir eu a considerarme fillo dos meus pais? Xeneticamente xa non o era, aínda que no fondo fose eu, o Raúl de sempre. Merecía a pena con todo o que perdera e que lles fixera perder aos meus pais gañar esta saúde? Non o sabía. Se a sociedade chegara a saber disto, aceptaríame? A resposta non a tiven ata moito tempo despois, dependendo das distintas persoas.
Pero, un feito cambiou a miña concepción de todo aquilo e fíxome ver o que aos meus ollos estivera oculto: eu estaba vivo, a morte que no anterior corpo chegaría pronto, neste tardaría. A miña vida estaba nas miñas mans… Unha vez escoitara a frase: “Mentres hai vida hai esperanza”. Quizais eu estaba mentalizado de que non ía saír dese quirófano, o que fixo que, ao sobrevivir á intervención non o soubera valorar, e unido aos acontecementos posteriores fixera que me desanimase. Pero eu estaba vivo, que había máis grande ca iso.
Pasaron os anos, eu agradecinlles con múltiples cartas aos pais de Óscar, antigo propietario do meu corpo, a súa xenerosidade. E eles pedíronme que lles mandase unha foto cada ano en lembranza do seu fillo. Algunhas persoas o consideraron vivir no pasado, pero grazas a eles eu seguía respirando neste mundo.
Hoxe en día traballo no programa de reinserción de xente que se somete á esta intervención; axúdoos, aconsélloos, e fago que non se desanimen. Estou feliz por este traballo, e non pasa un só día no que non de grazas por estar vivo, e me reprendo a min mesmo por desanimarme por cousas que se poden solucionar… A pesar dos cambios, estou vivindo…
Dende aquel día a frase: “Onde esteas, aquí e agora: vive! ” converteuse no meu lema de vida.

Way


START
Vida que xorde,
que aparece,
que se crea.
Vida fráxil,
vida tenra,
vida intensa.
Cando por fin cheguei,
non sabía o que ía atopar;
quizais algo polo que rir
ou algo polo que chorar.
Un mundo incerto
apareceu ante min,
descoñecido,inexplorado,
que nunca antes vira.
Unha historia por escribir,
o meu destino por forxar,
a miña lenda por crear.
Din que o importante
é o traxecto andado,
mais eu penso:
a meta tamén é necesario tela clara,
o camiño ten que ser vivido,
e o comezo é bo que sexa axeitado.
Diríxome cara a saída,
a miña carreira está a piques de comezar,
e o maior rival,
que atopo ó meu carón,
son eu mesmo.
A miña sombra
perseguirame sempre,
lembrándome os meus fallos,
mostrándome os meus defectos;
farame querer ser mellor.
Será coma un eu
ao que desexar superar.
Así, non estarei só
cando emprenda o meu camiño,
e me volva peregrino
da miña vida.




DREAM
En cada momento
atopei un apoio,
pero agora xa non basta;
non debo camiñar
só a carón doutros.
Teño que aprender
a moverme cos meus pés.
É momento de madurar
e xa atopei o incentivo,
atopei o meu soño:
un polo que loitar;
un polo que chorar;
un que vale o mesmo que a miña vida;
un polo que estaría disposto a morrer;
un ideal que devezo por alcanzar.
Chámano “algo abstracto” algúns,
mais só eu teño o poder
de darlle forma,
de transformalo en algo visible
para o resto do mundo.
Ese soño intanxible
convertereino en realidade.
E os que me chamaron tolo
tamén serán quen de contemplalo.
Pois só son un ser humano,
que busca a razón da súa existencia,
que a atopou en algo invisible para o resto,
e que fará o posible
por mostrar a grandeza
do que el coñece
e os outros ignoran.
Tentará mostrar
esa luz que o sacou das tebras,
esa serea que lle mostrou a fermosura do mar,
esa lúa no medio da noite.
Así, a ficción volverase realidade
e ninguén poderá separar de novo,
por medio dunha franxa,
o real do mito,
a verdade da lenda,
ou o que existe do que non.



END
Finalmente chegaches.
Nestes últimos tempos
preguntábame como te recibiría.
Que faría cando estiveses diante de min?
Tería medo ou estaría tranquilo?
O meu maior desexo
foi que o noso encontro fose feliz,
pois significaría:
que non deixo nada pendente,
que vivín sen arrepentimentos,
que din o cen por cento en cada momento.
Quen dicía que dabas medo?
A min parécesme a máis fermosa compaña.
Debiches sentirte sempre soa e triste
porque ninguén te quixera
e te recibise cun sorriso.
Non é resignación,
só sinto que é o momento,…
Eu non son dos que andan a pór sempre mala cara.
Miña amiga,
xa é a hora?
Pois imos aló.
Quen sabe o que me espera.
Serás a miña compañeira todo o camiño?
Cara onde imos?
Ao lugar do que parten as estrelas fugaces?
Estarei só?
Non?
Grazas!!!

Vida de un individuo llamado yo

Yo lo que quiero es mirar
desde el punto y final de mi historia,
todo lo que he escrito
hasta la última coma…
…Y así…
sonreír…
y decir…
he vivido…!!
El orgullo llenando mi mente.
La felicidad invadiendo mi corazón,
y una sonrisa en mis labios…
Adiós mundo,
adiós gente,
el resto os lo encargo…
y vivir sin mirar atrás,
recordando el pasado
y creando presente.
Y así…
quiero vivir para siempre
por mi mismo en mi vida
y después de la muerte.
No en recuerdo,
no por mi nombre,
sino en que otra gente viva
viviendo el presente…
…Como hice yo…
hasta el punto y final,
en mi muerte.


En mi familia éramos muchos y todos nos parecíamos bastante, aunque algunos resultábamos más majos; al menos comparados con los más mayores, que eran un auténtico muermazo, siempre hablando de sus cosas de adultos.
No tengo demasiados recuerdos de esa época, quizás porque ha pasado mucho tiempo y, las cosas tienden a almacenarse en orden cronológico quedando así, las más antiguas debajo del montón. Porque, desde luego no creo que tenga Alzheimer (pequeño orgullo del que puedo presumir, o no; pues olvidar a veces podría ser un privilegio, ya que hay cosas que permanecen imborrables, en mi cuerpo y mi memoria, de las que me gustaría deshacerme).
El primer lugar en el que vivimos era una antigua mansión de un anciano viudo. Él nos tenía mucho aprecio y nos trataba como a los miembros de la familia que nunca tuvo. El cariño con el que nos cuidaba era inmenso y toda nuestra familia era feliz conviviendo con él. Pero los años pasaron y el anciano falleció. Nosotros tuvimos que abandonar la mansión y vagamos errantes durante un tiempo.
El siguiente lugar en el que nos asentamos fue en una biblioteca enorme, en la que trabajábamos mucho cada día, pero merecía la pena, era divertido y estimulante, además gracias a ese trabajo nos ganamos un lugar donde alojarnos. Pero pasó un tiempo y la biblioteca la quemaron unos vándalos desalmados en contra de la cultura y el conocimiento. Tuvimos suerte, logramos salvarnos gracias a un grupo de muchachos de la ciudad, al contrario que el bibliotecario mayor, que prefirió morir entre sus amados libros. Uno de mis hermanos tampoco consiguió huir de las llamas y a otros les quedaron graves secuelas del incidente.
A partir de aquí, después de vagar y sobrevivir como pudimos un tiempo, después de quedarnos tirados en la calle, al frío, a la intemperie, al rocío y a la nieve, cada uno siguió un camino distinto del resto. Pocas veces volvimos a vernos, salvo algún reencuentro fugaz y fortuito de apenas unas horas o menos.
Los años pasaron, y como a todo individuo de mi edad, acostumbrado al trabajo duro sin remuneración, a los escasos cuidados tanto físicos como psicológicos, comenzaron a aparecer las marcas que el tiempo mantendría imborrables y sólo dejarían de ser visibles al ser cubiertas por cicatrices mayores. A pesar de mi juventud ya estaba marcado de por vida.
Recuerdo una vez que estaba yo en un bar de esos en lo que el alcohol rezuma por doquier. Aún era muy joven, pero, no estoy seguro de cómo, acabé allí. He de decir que no estaba en mi mejor momento. Siempre recordaré la mirada triste de un hombre de mediana edad al observarme allí tirado en un rincón, cubierto de un repugnante olor a alcohol. “¿A dónde llegará la juventud?” debió pensar. Me sostuvo como pudo, tras secarme con un pañuelo los restos de bebida que me cubrían de arriba abajo, y me llevó con él. En su casa me dio un limpiado a fondo y llamó a un especialista para que me examinara. Sin duda yo no presentaba un aspecto muy saludable, pero tras una serie de cuidados intensivos, podría decirse que reviví (aquello fue mano de santo). Doy gracias siempre por haberme encontrado con aquel hombre; de no haberlo hecho no sé que hubiera sido de mí.
Después de un tiempo volví a mi vida itinerante, viajé con un pariente de ese hombre alrededor del mundo en un barco enorme y gracias a eso descubrí mil lugares, observé parajes maravillosos y conocí multitud de personas diferentes. Finalmente, abandoné el barco y emprendí mi viaje en solitario.
En esta época, no estoy seguro de la razón, las mujeres comenzaron a interesarse por mí; aunque yo no me considero particularmente interesante, la verdad. Compartí alcoba con muchas de ellas, aunque la mayor parte de las veces acababan derramando sus lágrimas sobre mí, y ahí me quedaba yo, como un confidente que escucha sus llantos y penas; no sabía cómo interpretar este hecho.
Conocí también gente peculiar que me llevó a los lugares más extraños en los que jamás habría imaginado estar: un palacio, un burdel, más tabernas, el despacho de varios dictadores (les conocí en persona y todo),… Siempre me he preguntado por qué mis conocidos me llevaban a esa clase de lugares, pero nunca hallé la respuesta.
Sobreviví a dos guerras que tuvieron lugar a finales de un siglo, en las que participó toda la humanidad, en las que la barbarie fue plato de cada día, aunque, claro está, con cicatrices abundantes por culpa de la lucha. Casi muero un par de veces pero gracias a conocidos logré salvarme.
Pasados los años llegaron épocas de prosperidad para algunos países y para otros al menos una cierta calma, poco a poco, eso sí. Pero yo me encontré encerrado en una dictadura. Viví escondido en un zulo, en una casa, junto al marido de la dueña de dicha casa, casi treinta años, pues no hubo oportunidades para cruzar la frontera y si me cogían significaría mi muerte con toda seguridad.
Tras la dictadura recuperé de nuevo la libertad, pude ir a donde quise aunque aquellos años de encierro me habían dejado agotado psíquicamente.
A medida que avanzamos hacia el nuevo siglo, la sociedad se moderniza a pasos agigantados y poco a poco me siento viejo e inútil; no soy capaz de encajar en esta nueva era. Las nuevas generaciones cuando me observan, muchas veces se ríen de mí sin disimulo, aunque he de reconocer que algunos me admiran con ojos de interés y curiosidad (en el buen sentido), pues creen que soy alguien con muchas cosas que contar y no un viejo que no sirve para nada. Sin embargo otros como yo, aunque más jóvenes, que conocen mucha de nuestra historia y del mundo nos están dando de lado y eso que ellos no han vivido ni una cuarta parte de lo que lo hemos hecho nosotros y no llevan grabada su vida e historia a fuego en su cuerpo y sus entrañas.
Estoy viejo y sé que no me queda mucho, supongo que intentarán salvarme pero es posible que sea inútil; un día de estos dejaré de pensar, mi conciencia se apagará y no seré más que un cascarón vacío, por eso, antes de que esto ocurra te diré:
“He tenido una vida de la que no me arrepiento, he sentido, he hallado, he buscado y he encontrado cosas que jamás imaginé, cosas que desconocía; he conocido parte del mundo, pues es demasiado inmenso para conocerlo todo, aún me quedaba mucho más. He recorrido mi camino y ahora, al final, miro hacia atrás con orgullo, porque creo que poco a poco conseguí enderezar mis renglones torcidos y aunque no viví de la mejor de las maneras posibles que existen, eso sí lo tengo claro: viví y eso es lo que importa.
Soy un libro y he vivido…”
Y hasta aquí llega mi vida, mi confesión, mis palabras para el mundo.