El tiempo se detuvo, lloró
y volvió a ponerse en marcha.
Sufre por continuar andando,
pues no ve el final del camino
y sigue avanzando
dejando tras de sí,
regueros de tiempo perdido,
que mana de sus heridas,
que va marcando su senda,
que deja huella de su paso
por un mundo que no comprende,
por un lugar, según que veces,
inexistente...
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